lunes, 29 de marzo de 2021

Gerónimo Frigerio: "Hacer negocios, para un emprendedor o pequeña empresa debiera ser simple y digital. Hoy sucede todo lo contrario".

 Gerónimo Frigerio: "Hacer negocios, para un emprendedor o pequeña empresa debiera ser simple y digital. Hoy sucede todo lo contrario".

                                         Foto: Gerónimo Frigerio.


El especialista en políticas públicas y exfuncionario del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial en Washington D.C., Gerónimo Frigerio conversó en días recientes con Andres Oppenheimer en CNN en Español para ofrecer a la región sus recomendaciones para alcanzar un desarrollo sostenible en América Latina condensadas en su reciente libro titulado Simple. Al respecto en Los Que Mueven El Mundo conversamos con Gerónimo Frigerio desde Buenos Aires, Argentina, sobre el rol del Estado en las economías de América Latina y como las burocracias del continente han exacerbado la pobreza.

 

Sobre Gerónimo Frigerio

 

Gerónimo Frigerio es un especialista internacional con veinte años de experiencia en el diseño y la ejecución de proyectos de desarrollo económico y social en América Latina. Experto en regulación, estructuración de inversiones y procesos de reforma, es fundador y director general de la consultora GF Consulting Group, que provee asesoramiento técnico del más alto nivel en proyectos y estrategias de inversión a gobiernos, empresas y organismos multilaterales de crédito. Fue presidente del directorio ejecutivo de Fonplata (2017-2018); especialista abogado del Banco Interamericano de Desarrollo (2003-2012); funcionario del Banco Mundial y coautor de Doing Business in 2004. Abogado por la Universidad de Buenos Aires (1998), tiene una maestría en Leyes -LLM en Finanzas- del Queen Mary College de la Universidad de Londres (Chevening 2000-2001) y estudios de especialización en Harvard Business School (2013). Es autor del libro Simple de la editorial Penguin Sudamericana, publicado en diciembre de 2020.

 

LQMEM: ¿Por qué las pequeñas y medianas empresas son la solución al subdesarrollo en Latinoamérica y no las grandes empresas?  

 

GF: Las pequeñas empresas que incluyen a las micro, pequeñas y medianas, son la llave al desarrollo económico de América Latina. ¿Por qué? Estas pequeñas empresas son prácticamente sinónimo de nuestro sector privado. Representan el 99% de ese sector privado y dan empleo a más del 60% de las personas. Mas aún, si lográsemos sumarle al sector informal, es decir, todos aquellos individuos que hacen negocios por fuera de las reglas del Estado, ese 99% se incrementaría más aún. En contraste, las grandes empresas representan el 1% del sector privado. Sin embargo, ese 1% de grandes empresas aporta el 75% del producto. En términos simples, las grandes empresas son importantes para cada Ministro de Finanzas porque prácticamente le resuelven sus necesidades de recaudación de impuestos. Con esos impuestos los gobiernos después gestionan y redistribuyen. En síntesis, la “asociación” entre el 1% de las grandes empresas y los gobiernos es la base del modelo de desarrollo que ha tenido nuestra región desde siempre.

  

El planteo que quiero instalar en el centro de la agenda de todos los países de América Latina, es que, para desarrollarnos, ya no alcanza con ese modelo. La “asociación” entre el 1% y los gobiernos fracasó por ser insuficiente. Es necesario pensar con cabeza de 100%, es decir, facilitar que el 99% de las pequeñas empresas, pueda crecer, hacer negocios y fundamentalmente crear empleo. En otras palabras, la oportunidad de desarrollo de todos los países de nuestra región, pasa por desatar el potencial productivo de nuestras pequeñas empresas que son las que mayor riqueza y aporte al crecimiento de nuestros países pueden generar, siendo a su vez las principales creadoras de empleo.

 

LQMEM: ¿Con el uso de medios digitales se puede minimizar la burocracia del Estado a favor de las Pequeñas y Medianas Empresas en la región?

 

GF: Las pequeñas empresas necesitan vincularse digitalmente con el Estado. Hacer negocios, para cualquier emprendedor o pequeña empresa, debiera ser simple y digital. Hoy sucede todo lo contrario.  Cualquier proyecto o emprendimiento que uno quisiera llevar adelante, requiere de enormes costos, trámites burocráticos que demoran tiempo y procesos complejos que generan desincentivos. En consecuencia, se evita o elude la formalidad del Estado todo lo que se puede, no se genera riqueza masivamente ni se crea empleo. En este marco, nuestra realidad es contundente: pobreza, desempleo e informalidad son parte de la vida de nuestra región. No importa si estamos en México, Guatemala o Argentina, los cuellos de botella para emprender siguen siendo estructurales para la mayoría.

 

Estamos en 2021: ¿Puede ser que para abrir una empresa aún necesite un abogado, contador, notario público, acceso a los bancos, comprender sistemas impositivos complejos, tramitar licencias presencialmente y recorrer distintas dependencias del Estado para poder generar mi forma de subsistencia? En contraste: ¿no habrá llegado el momento de que pueda abrir mi empresa en un aplicativo desde el celular en el acto, a costo cero y sin requerir servicios profesionales ni pagar altos costos? Las nuevas generaciones ya emprenden por redes sociales, como por ejemplo en Instagram y pueden incluso administrar sus pagos totalmente por fuera de la regulación del Estado. Toda esa creación de riqueza podría crear empleo si estuviera bien regulada.  La informalidad con la que convivimos en América Latina es indicativa de nuestras malas reglas. Necesitamos adoptar buenas reglas, es decir, reglas tan simples que aquellos con menor formación las puedan entender. A su vez, necesitamos que esas reglas estén accesibles para ser observadas desde un teléfono móvil, que es la única tecnología que nos conecta a todos en América Latina.

 

LQMEM: ¿Por qué es tan complicado desarrollar un modelo de progreso en América Latina si cuenta con muchos hombres y mujeres talentosos como por ejemplo Argentina, México o Venezuela por citar solo algunos? 

 

GF: Es complicado desarrollar un modelo de progreso en América Latina, porque partimos de reglas complicadas. Todos nuestros países tienen el mismo “origen legal”, es decir, fuimos colonizados en el mismo tiempo y nos implantaron las mismas malas reglas de origen francés pensadas para una Europa de hace 200 años. ¿Cómo no podemos aún comprender en 2021 que esas reglas no facilitan que nuestros hombres y mujeres talentosos de todos nuestros países puedan emprender, generar proyectos y escalar sus habilidades sin limitaciones?  

 

Las malas reglas, justamente porque son malas reglas para poder hacer negocios, tienen graves consecuencias: crean malas instituciones, es decir grandes burocracias, y en consecuencia construyen una mala cultura de negocios. En América Latina debemos adoptar una buena cultura de negocios. Para ello, el punto de partida es justamente adoptar buenas reglas, especialmente reglas simples para hacer negocios que puedan ser comprendidas por todos, sintéticas y pensadas para reducir costos y complejidades facilitando la generación de negocios. Adicionalmente, con una institucionalidad digital, es decir, que los Estados y privados se vinculen a partir del teléfono celular, podremos sentar las bases para una mejor cultura de negocios.


“La oportunidad de desarrollo de todos los países de nuestra región, pasa por desatar el potencial productivo de nuestras pequeñas empresas que son las que mayor riqueza y aporte al crecimiento de nuestros países pueden generar, siendo a su vez las principales creadoras de empleo”.

Gerónimo Frigerio


LQMEM: ¿Por qué tantas décadas sin aprender en Latinoamérica lo dañina que es la burocracia?

 

GF: La burocracia es dañina porque evidencia pobreza y corrupción. Los países más pobres, son los que más y peor regulan. América Latina tiene burocracia como un indicador claro de fracaso en su búsqueda de desarrollo económico y social. La burocracia es producto de las malas reglas. La burocracia también sintetiza la desconfianza que existe entre el sector público y privado. Tendemos a regular todo con el mayor detalle posible para evitar que las reglas no se cumplan, pero en ese detalle vamos creando capas de burocracia que dificultan y encarecen la posibilidad de que los privados generen riqueza, emprendan y hagan negocios.

 

Tardamos muchas décadas en aprender la lección porque los procesos de aprendizaje colectivos son más lentos que aquellos individuales. Aprender nuestras lecciones desde los errores lleva sus años y son procesos que no se pueden acortar. Sin embargo, la pandemia ofrece una oportunidad única para acelerar una solución: el fracaso de la región es evidente para la mayoría de los latinoamericanos y contamos con la tecnología, los teléfonos celulares para poder hacer una transición hacia lo digital como nunca antes. En otras palabras, la posibilidad de capitalizar lo que se aprendió está más cercana que nunca antes. Lo más interesante es que esa solución depende justamente de nosotros: los latinoamericanos, que conocemos mejor que nadie nuestros “cuellos de botella” y como resolverlos para facilitarnos la vida a nosotros mismos, especialmente para crear empleo, generar riqueza y establecer las bases de una formalidad a la que puedan acceder todos, pensando en los más pobres.





                        Foto: Libro "Simple" de Gerónimo Frigerio. Editorial Penguin Sudamericana.


LQMEM: ¿Cómo la pandemia por Covid-19 hará “reinventar” a las empresas en Latinoamérica?

 

GF: Todos nos vamos a tener que “reinventar”: individuos, empresas pequeñas, empresas grandes, gobiernos, sindicatos, abogados, contadores, escribanos, entre otros. Inevitablemente la pandemia afectó nuestra forma de vida, aceleró nuestra necesidad de digitalizar lo más posible nuestras formas de trabajo y naturalizó los vínculos virtuales para colaborar en la actividad laboral. Esa evolución “forzada” no tendrá retorno. Posiblemente sigamos evolucionando, pero no volveremos a la “normalidad” de la prepandemia. Este escenario disruptivo, nos da una oportunidad única: reinventar la relación de los Estados de América Latina con los más de seiscientos millones de habitantes que convivimos con malas reglas, burocracia y una incompetencia estatal inaceptable para esta era.

 

La reinvención nos induce a que seamos más competitivos, a que nos animemos a emprender, a que seamos generadores de negocios o de nuestra propia forma de subsistencia en muchos casos. A tal fin, emprender y hacer negocios debiera ser simple y digital. La herramienta es el teléfono celular. Ese es el punto de encuentro para la reinvención por delante. Cuanto antes lo podamos entender e implementar, preferentemente con una visión regional que expanda nuestro propio mercado interno mejor nos va a ir. Si nos reinventamos, tendremos un escenario de mayor creación de empleo y menor pobreza. Si fallamos en entender la oportunidad de reinvención, tendremos mayor desempleo y peores niveles de pobreza que los que hemos visto hasta aquí.

 

LQMEM: ¿Cómo los líderes en sus distintas áreas podrían reinventar la sociedad latinoamericana? 

 

GF: Los líderes de la región debieran hacer más foco en las ideas que pueden generar desarrollo y menos foco en las encuestas semanales que miden su imagen. Los encuestadores entienden bien la coyuntura, pero no necesariamente el proceso de desarrollo económico y social. Los procesos de desarrollo son multidisciplinarios y demandan integrar conceptos de economía, ciencia política, derecho, medio ambiente, adquisiciones, infraestructura, finanzas, relaciones internacionales, entre muchos otros. En ese marco, los líderes debieran decidir pensando en cómo construir países y una región con visión de futuro y no con foco en la coyuntura. Nuestra generación, como ninguna otra en el pasado, debiera hacer un “sacrificio” de pensar en las generaciones futuras por encima de la nuestra.

 

Como no le vamos a poder dejar una región desarrollada a las generaciones que vienen, al menos dejémosles buenas reglas y la oportunidad de que hagan negocios a partir de sus teléfonos inteligentes. Las nuevas generaciones como los millenials, centenials y Alpha, ya son naturalmente digitales y emprendedores. Hay que darles las bases a esas nuevas generaciones de que lleven a América Latina a una mejor versión. Los liderazgos de este tiempo y los años por delante definirán el desarrollo o no de la región en las muchas décadas por delante. Se requerirá visión de futuro y visión de negocios.


“Es complicado desarrollar un modelo de progreso en América Latina, porque partimos de reglas complicadas. Todos nuestros países tienen el mismo origen legal, es decir fuimos colonizados en el mismo tiempo y nos implantaron las mismas malas reglas de origen francés pensadas para una Europa de hace 200 años”.

Gerónimo Frigerio

 

LQMEM: ¿Cómo se crean empleos de buena calidad con una fórmula “simple”?  

 

GF: La propuesta de reforma abarca el universo de reglas, instituciones y procesos que inciden en el inicio, administración y cierre de una pequeña empresa a fin de priorizar el desarrollo del sector privado como fuente principal de creación de empleo. El foco de la reforma son las pequeñas empresas, toda vez que estas representan el 99% de la fuerza productiva de la región y tienen la mayor potencialidad para crear empleo. Las reformas debieran focalizarse en la secuencia del ciclo de vida de las pequeñas empresas y priorizar la digitalización de la totalidad de los procesos a fin de que puedan realizarse en un aplicativo desde el teléfono móvil.

 

El objetivo es claro: el sector privado formal con foco en las pequeñas empresas, debe florecer en toda su capacidad. Cabe aclarar que el proceso de reforma es continuo. Hasta tanto la creación de empleo no alcance todo su potencial y la pobreza disminuya a su mínima variable, la potencialidad de mejora de los servicios a ser prestados por el sector público seguirá vigente: habrá más costos por reducir, más reglas por simplificar y más trámites por eliminar o informatizar. Por eso, la secuencia del proceso para los próximos años tiene que lograr una dinámica de mejora continua que busque implementar una visión: América Latina sin pobreza.

 

LQMEM: Se dice “simple” pero, ¿por qué para América Latina ha sido tan “difícil”?  

 

GF: Hacer negocios en América Latina tiene que ser sencillo, en particular para los latinoamericanos. En la actualidad hemos transitado décadas por el camino opuesto: es o se presume “difícil”. La eficiencia, que no es de “izquierda” ni de “derecha”, debiera convertirse en el pilar básico para consolidar el mejor clima de negocios en la región.

 

En términos concretos, todas las actividades económicas de cada sector en América Latina debieran hacerse en su formato más fácil y económico: cada Estado debiera tener un único portal para todos los trámites. La totalidad de los trámites que dependen del Estado debieran ser online. La creación de una empresa debiera hacerse en un solo trámite y vía online, instantáneo y gratuito, para facilitar el inicio de la actividad económica en la formalidad. El Estado debiera promover una cultura de contratos entre privados para que ellos mismos regulen sus derechos y obligaciones. Por ejemplo, plazos y términos de mutuo acuerdo, o alquileres con plazos y términos acordados por las partes. Simplificar el sistema impositivo para que individuos y empresas de la región tengan un esquema de impuestos simple y competitivo, que posiblemente sea un impuesto universal y plano que no ofrezca interpretación alguna; por ejemplo, impuesto corporativo del 10% e impuesto único al individuo del 10% de su ingreso. Digitalizar la totalidad de las actividades comerciales para operar integralmente desde un teléfono inteligente. La meta es clara: transformar una realidad “difícil” en “fácil”.

 

LQMEM: En su país, Argentina, ¿qué recepción ha recibido del gobierno sobre estas propuestas de su libro Simple?

 

GF: Nada. El gobierno no ha expresado opinión sobre las propuestas. La oposición, en sus distintas variantes, tampoco. En Argentina el tema aún no se ha instalado en la agenda pública. Sin embargo, tuve oportunidad de profundizar el debate con mayor facilidad en otros países de la región como Guatemala, Paraguay, Costa Rica, Colombia, Chile, México, Panamá y El Salvador e inclusive en Belice.


“En la actualidad hemos transitado décadas por el camino opuesto: es o se presume difícil. La eficiencia, que no es de izquierda ni de derecha, debería convertirse en el pilar básico para consolidar el mejor clima de negocios en la región”.

Gerónimo Frigerio


LQMEM: ¿Cuáles son los países de América Latina que a su parecer van transitando más a lo “simple” y por qué?

 

GF: Chile, Paraguay, Costa Rica, Uruguay, Panamá y Guatemala con distintas realidades, parecieran tener más claro, que el desarrollo del sector privado genera riqueza y crea empleo. Si bien ninguno adoptó la agenda de “Simple” aún, han hecho mayor progreso en comprender los beneficios de simplificar reglas y los beneficios de digitalizar procesos recurrentes. De todas formas, los avances conseguidos hasta ahora son mayormente modestos. Mirando hacia el futuro, no alcanza con tener la regulación “menos mala” de la región, sino adoptar “la mejor”, por simple, digital y menos costosa del mundo. Ese proceso depende de los propios latinoamericanos. Ese desafío tiene un objeto claro: dejar de ser una región pobre del mundo con base en nuestro propio trabajo y la posibilidad de generar nuestra propia solución a la realidad compleja que tenemos.

 

LQMEM: ¿Cuáles son los países de América Latina que a su parecer van más lento o involucionando? 

 

GF: Venezuela insiste con un socialismo del siglo XXI que fracasó en sus variables más importantes. En la actualidad, Venezuela es más pobre, informal y con mayor desempleo que cualquier otro país de la región. Pero toda la región sigue fracasando, en mayor o menor medida, con altos niveles de pobreza, informalidad y desempleo. Uno de cada tres latinoamericanos es pobre desde hace 50 años. Esa es nuestra realidad. Naturalizamos que haya gente que nazca y muera en la pobreza. Dejar de ser pobres debiera ser nuestra primera prioridad regional. A su vez, la pobreza afecta a toda la región. Las migraciones por causa de pobreza son una realidad que nos afecta a todos. Por eso la visión en la solución debiera ser regional también.

 

Rogelio Guevara Cantillo

Poder, Economía y Sociedad

@rogeliogcmundo

Buenos Aires y Caracas, marzo de 2021  








jueves, 25 de marzo de 2021

El Poder de la Mujer Joven en Venezuela, conversando con la ONG “Un Estado de Derecho”

 

El Poder de la Mujer Joven en Venezuela,

conversando con la ONG “Un Estado de Derecho”


                                             Foto: Integrantes ONG "Un Estado de Derecho". 



Feminismo en el mundo y en especial en Venezuela. ¿Está la mujer venezolana empoderándose? ¿Se ha avanzado mucho o poco? La mujer en Venezuela a paso firme y contundente con su talento e inteligencia y tenacidad se va abriendo paso de forma segura en puestos de poder y estratégicos en la sociedad del país. Políticas, gerentes, empresarias, inversionistas, académicas, inversionistas son algunas de las posiciones claves que van conquistando en esta dura sociedad hasta hace unas décadas dominada en su mayoría por hombres.

 

Sobre este tema conversamos en Los Que Mueven El Mundo con seis destacadas y talentosas jóvenes venezolanas miembros de la organización, “Un Estado de Derecho” en Caracas, Venezuela.

 

Vanessa Navarro es abogada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y especializada en derecho corporativa dedicada al ejercicio del derecho privado. Actualmente cursando la especialización de Propiedad Intelectual en la Universidad Monte Ávila. Vanessa Marcano es Abogado de la Universidad Católica Andrés Bello, funge como auxiliar de investigación en el Instituto de Investigaciones Jurídicas UCAB y como asistente de edición de la Revista de la Facultad de Derecho UCAB. Raquel Lledó es abogado, egresada de la Universidad Católica Andrés Bello. Tania Lavado es abogada por la Universidad Católica Andrés Bello, forma parte de la Comisión Presidencial para los Derechos Humanos y atención a las víctimas. Ana Soares es licenciada en Estudios Liberales mención Cum Laude, egresada de la Universidad Metropolitana y a la vez, estudiante de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Por su parte, María José España es abogada egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, miembro de CEDICE Joven. Todas son investigadoras en la Asociación Civil “Un Estado de Derecho”. El Instagram de la organización es @ued.libertad y su Twitter @uedlibertad.

 

LQMEM: ¿Qué es el feminismo para usted?

 

Ana Soares: En principio, el feminismo fue un movimiento que inició a finales del siglo XVIII, a través del cual las mujeres pedían ser reconocidas con igualdad ante la ley, en vista de que eran tratadas como propiedad de alguien más,  padres o esposos y no reconocidas como personas capaces y autónomas. En consecuencia, el movimiento también abarcó exigencias en torno al acceso a la educación de las mujeres, el derecho al sufragio y al trabajo fuera del hogar. Ahora bien, el movimiento feminista no pretendía, en sus orígenes, conseguir cuotas de concesiones a través del Estado para lograr esta igualdad ante la ley. Muy por el contrario, el movimiento constituye un buen ejemplo del derecho creado de abajo hacia arriba, a través de exigencias propias de la sociedad, y no impuesto mediante la decisión de un legislador. No se trata de que, porque una ley así lo establezca el 50% de los cargos públicos sean ocupados por mujeres, se trata de que, por meritocracia, las mujeres sean consideradas igual de capaces que los hombres de asumir cualquier cargo público, por mencionar un ejemplo.




                               Foto: Ana Soares. 


LQMEM: ¿Qué es el empoderamiento de la mujer?

 

Vanessa Marcano: El empoderamiento de la mujer, es la igualdad formal que busca y ha venido logrando la mujer a lo largo de la historia, es la manera en cómo se han roto los roles de género que existían hace años, es como la mujer ha demostrado que es capaz de hacer y lograr las mismas cosas que los hombres. Creo que hemos avanzado muchísimo en muy poco tiempo, solo hay que mirar hace cien o incluso cincuenta años, para ver como la mujer se ha independizado, ha entrado en la economía, se ha profesionalizado, ha alcanzado puestos relevantes. Nosotras podemos votar en Venezuela a partir del año 1946, eso es menos de cien años, hemos logrado todo eso en un lapso de tiempo pequeñísimo si nos vamos a la historia de la humanidad. 

 

Lo importante no es solo lograr la representación, sino que sea por mérito. Yo no quiero que me contraten en alguna parte solo porque hay que llenar una cuota, “porque hay muchos hombres, necesitamos tener una mujer porque hay que vernos inclusivos”, quiero que lo hagan porque tengo los mismos méritos que los hombres, porque tengo la misma capacidad de ser exitosa. Aún siento que queda mucho camino por recorrer, no sólo aquí en el país sino en el mundo, pero me entusiasma saber qué otras cosas vamos a lograr en los próximos años.




                                     Foto: Vanessa Marcano. 


LQMEM: En la Venezuela de hoy ¿Qué o cuales son los obstáculos más relevantes que ha tenido que enfrentar las mujeres, en especial las jóvenes?

 

Vanessa Navarro: Los obstáculos más relevantes que enfrentamos las jóvenes en Venezuela parten de las siguientes premisas: en primer lugar, la desigualdad jurídica que existe gracias al intervencionismo estatal y la creación por parte del poder legislativo, de leyes e incorporación de artículos que sobreprotegen y ofrecen privilegios  exorbitantes a la mujer, si, seguro debes estar pensando que eso debería ser un beneficio y no un obstáculo, pero la verdad es que cuando no existe una igualdad, considerado como un derecho humano y pilar fundamental de la libertad individual formal y material ante la ley donde todos somos iguales para desarrollarnos como individuos sin perjudicar a los demás, se genera es más rechazo, más discriminación y menos oportunidades para el llamado –por el Estado- débil jurídico. Vale decir, en este caso concreto la mujer, y con ello nos hacen más desigual, limitando u obstaculizando nuevas oportunidades para crear nuestro proyecto vital de vida. Por lo tanto, para que exista verdadera libertad de desenvolvimiento, crecimiento profesional, riquezas que se compensen con esfuerzo y proyectos individuales, bien sea como joven, mujer u hombre, se requiere una igualdad absoluta ante la ley y no privilegios y sobreprotección.

 

Por último, el convencionalismo social o la estructura social actual que incluso en el siglo XXI sigue viendo la figura de la mujer y específicamente las jóvenes como seres vulnerables, indefensos que necesitan protección y privilegios por parte del Estado paternalista de bienestar o de un hombre para poder alcanzar su desarrollo individual, personal y profesional. Entonces, en la medida que se siga manteniendo esa premisa de mujeres débiles que necesitan ser protegidas y la sociedad no evolucione como la institución social evolutiva que es y entienda que las mujeres son capaces de lograr sus objetivos por su cuenta sin depender de nadie, existirán miles de barreras que nos frenen a alcanzar nuestra libertad individual y proyectos personales.




                                        Foto: Vanessa Navarro. 


 

LQMEM: ¿Por qué aún la mujer no ocupa cargos en una proporción igual a los de los hombres?

 

Tania Lavado: Es cierto que en un principio las mujeres no tenían igualdad de condiciones y no se les tomaba en cuenta para cargos en una proporción igual a los hombres, sin embargo, eso ha ido cambiando. Hoy en día ha aumentado el número de mujeres en cargos de gran importancia, tan es así que, si consultan estadísticas, se puede observar que un gran porcentaje de mujeres ocupan cargos como investigadoras. Así mismo, es un hecho, que últimamente en los puestos de trabajo prefieren que el género del candidato sea femenino.

Hace unos meses atrás tuve la oportunidad de participar en una conferencia de igualdad de género que organizaron miembros de diferentes sectores políticos y civiles, la cual me proporcionó un sentimiento de preocupación e inquietud, pues, en su afán de promover la igualdad de género, sus propuestas consistían en promover leyes que establecieran la exigencia de un porcentaje o de al menos una mujer en cada cargo político. Las preguntas que me surgieron fueron las siguientes: ¿Es que acaso las mujeres somos tan poco capaces que debemos imponer nuestra postura para acceder a un cargo? ¿No sería esta una forma de acceder al cargo por obligación y no por mérito?

En ese sentido, resulta importante señalar que si bien en el ámbito político de Venezuela, el porcentaje de mujeres que ostentan cargos públicos son menores en comparación con los hombres, esto no quiere decir que la mujer no tenga las mismas capacidades y habilidades para alcanzar un puesto en el sector público.

 



                             Foto: Tania Lavado. 


LQMEM: A nivel de leyes, ¿qué leyes deberían crearse o promoverse para auxiliar estos avances femeninos?

 

Maria José España: Antes de adentrarnos en el núcleo duro del tema a tratar, hay que hacer referencia a la concepción que generalmente se tiene sobre el derecho y las leyes como instrumentos de protección y de obtención de resultados “mágicos”. El hecho de crear o promover una ley, no es garantía suficiente para que un problema o situación perjudicial cese o se resuelva al momento de la promulgación de la misma.


Realmente el derecho implica la imposición de un conjunto de normas que por lo general están orientadas a mantener “el orden público” y “el bien común”; dando paso en muchas ocasiones a ordenamientos jurídicos arbitrarios, economías comunitarias, derechos y voluntades reducidos en su ejercicio a la unanimidad social o colectiva, dejando a un lado la garantía de las libertades individuales. Bajo esta premisa es pertinente hacer referencia a la ley como un instrumento de coacción, tal y como lo expone Hayek, un mal, porque elimina al individuo como ser pensante… y hace de él un mero instrumento en la consecución de los fines de otro”. Teniendo estos puntos en consideración, ¿realmente la ley debería ser una herramienta para la promoción de avances femeninos o por el contrario la promoción debería ir de la mano el ejercicio de la libertad de forma plena e independiente de cualquier tipo de coacción?


Al margen de la respuesta o posición particular que cada quien puede tener sobre la interrogante expuesta, como mujer, mi posición siempre se va a decantar a favor de la libertad como derecho absoluto y herramienta natural para desarrollarnos como individuos, la ley puede ser utilizada como herramienta de garantía, siempre y cuando esta mantenga su forma original de  generalidad y abstracción, ya que de lo contrario, si  su forma pasa a ser particular y concreta se convierte en un mandato , que privilegia a un grupo determinado de personas, también llamados “débiles jurídicos”, creando normas de sobreprotección que fácticamente crean el efecto contrario al pretendido y suelen ser un obstáculo para el desarrollo pleno de los titulares de dicha protección.


Particularmente considero que las mujeres debemos ser valoradas por nuestros méritos y habilidades, y no por pertenecer a un grupo “minoritario” que necesitan ser protegidas por una ley convertida en mandato, que realmente crea un clima de desprotección, de desigualdad formal y material y sobre todo de infravaloración de mujer como persona capaz y libre de ejercer y elegir basado en sus convicciones.

 



                                       Foto: Maria José España.  


LQMEM: ¿Es necesario una mujer presidente en la Venezuela de hoy?

 

Raquel Lledó: Como seres humanos, contamos con las mismas capacidades, independientemente de nuestro género. Cada persona puede libremente elegir desarrollar sus capacidades, formándose, por ejemplo, en algún arte, profesión u oficio según sus objetivos; razón por la cual, para mí, el nivel de preparación y aptitud de una persona, para cualquier cargo o puesto laboral, no se mide de acuerdo a si es hombre o mujer, sino a los logros obtenidos, a su nivel de capacitación y al esfuerzo empleado por esa persona en ser mejor ser humano y profesional. De acuerdo a este criterio, es que considero que, en Venezuela, necesitamos a ese ser humano que a lo largo de su vida se haya preparado personal y profesionalmente en todos aquellos aspectos y campos fundamentales para llevar certeramente la presidencia de un país, como a mi parecer serían: en la economía, el derecho, buenos valores y la ética. En Venezuela, sin duda alguna, contamos con increíbles mujeres y hombres, muy preparados para afrontar el cargo, y por ello, es nuestro momento de elegir objetivamente, sin importar su género.



                                       Foto: Raquel Lledó. 


LQMEM: ¿Considera que ciertos grupos de ideología política de izquierda han “secuestrado” el ideal del “feminismo”?

 

Ana Soares: Los movimientos de izquierda han desvirtuado la esencia del movimiento feminista, y se han posicionado en la palestra pública por ello. En primer lugar, porque su exigencia tergiversa la igualdad ante la ley en privilegios, una especie de “opresión” ambientado en la lucha de clases, pero extrapolado a un sistema de confrontación entre hombres y mujeres. En segundo lugar, porque las marchas nudistas impulsadas por socialistas, los daños a espacios públicos, la violencia, más bien desvían la mirada del problema real de fondo: que las mujeres seamos vistas como autónomas, capaces, preparadas y libres, a través de la igualdad ante la ley.


El feminismo, en esencia, va arraigado a la libertad. La libertad individual que tiene cada mujer de decidir por sí misma qué desea hacer, qué la hace feliz, a qué dedicarse, si tener hijos o no. ¿Cómo puede entonces abanderar lo contrario a la libertad? Nuevamente, las exigencias de las mujeres por ser reconocidas como iguales, que en realidad exige seamos reconocidas como personas, deben ser vistas como demandas de la sociedad que deben ser atendidas, y no como ofrendas dadas por el poder político, considerando que la mayor parte del derecho hoy, por desgracia, es emanado del legislativo y no una institución social evolutiva como corresponde naturalmente.

 

LQMEM: ¿Qué opina de los matrimonios igualitarios y el tema de los hijos en estos?

 

Vanessa Marcano: Yo pienso que las instituciones sociales son evolutivas, van cambiando con el tiempo y se van adaptando a las circunstancias y los avances de la humanidad. Ya el concepto de familia no es el mismo de hace un siglo, incluso menos; los matrimonios igualitarios son parte de esa evolución, es una manera, incluso, de darle seguridad jurídica a dos adultos que, por consentimiento, decidieron estar juntos y formar una familia ¿quiénes somos nosotros para decirles que no pueden? Es el ejercicio de su libertad individual y una manera de alcanzar la verdadera igualdad, la igualdad ante la ley. En estas familias pueden estar incluidos los hijos perfectamente, un niño que sea criado con respeto, amor y empatía, será un adulto que pueda aportar mucho a una sociedad, no importa si quien lo hace son personas del mismo género, de distintos o una sola persona.

 

LQMEM: ¿Qué elementos o factores deben trabajarse aún más para avanzar en el desarrollo de la mujer en la sociedad?

 

Vanessa Navarro: Para que exista un verdadero desarrollo de la mujer en la sociedad, el factor más importante y primordial que debe trabajarse es el respeto y garantía de los derechos fundamentales, es decir, derecho a la vida, igualdad, libertad y propiedad. Igualdad ante la ley, sin discriminación ni privilegios por género, sexo, raza o religión, vale decir, que todos tengamos los mismos derechos y deberes para desarrollarnos como individuos sin garantía de idénticos resultados, pero si del reconocimiento al mérito y el esfuerzo. La libertad de seguir nuestros planes individuales, metas, sueños y proyectos con el requisito esencial de que coexista con la libertad individual de los demás y, en la medida que se garantice esa libertad, también existirá la cooperación voluntaria, el libre y mutuo intercambio, libre mercado y riquezas que dan como resultado final la propiedad, pero no cualquier propiedad en sentido amplio, sino propiedad privada.

 

Ahora bien, en la medida que se garanticen y consagren esos derechos individuales vinculado con la igualdad ante la ley, los demás factores como empleo, mejor salario, inclusión, educación y respeto tendrán un mejor tratamiento, pero analizándolo no desde la óptica de un privilegio exorbitante sino desde el reconocimiento de que las mujeres son seres humanos que deben tener exactamente los mismos derechos y oportunidades que los hombres.

 

LQMEM: ¿Qué significa la igualdad de género cuando hablamos de inclusión en distintos ámbitos de la sociedad?

 

Tania Lavado: Considero que el término “igualdad de género” se ha desvirtuado en los últimos años, a tal punto que, últimamente solo es usada como una herramienta para exigir los derechos de las mujeres y sinónimo de contraposición del respeto y consideración con el hombre. Esta concepción es equívoca, pues la igualdad de género consiste en garantizar por igual los derechos y oportunidades de todos los individuos, sean hombres o mujeres. Así las cosas, resulta importante mencionar que la igualdad consiste en fomentar la libertad, se trata de promover un espacio donde cada particular sin considerar que un género es superior a otro tiene las mismas posibilidades para alcanzar su felicidad, es decir sus objetivos. En ese sentido, cito una de las frases que me parece definen lo que es la igualdad de género: “Yo no digo que todos sean iguales en su habilidad, carácter o motivaciones, pero sí afirmo que debieran ser iguales en su oportunidad para desarrollar el propio carácter, su motivación y sus habilidades” - John Fitzgerald Kennedy.

 

LQMEM: ¿Por qué promover la libertad económica con una óptica femenina?

 

Maria José España: La promoción de la libertad de forma simple y pura, sin nombres, ni apellidos como derecho y como valor es tan importante como la vida misma y el lado de la propiedad fijan tres de los derechos más preciados de las personas. Así mismo, cuando hablamos de la promoción de la libertad económica desde una óptica femenina, seguimos hablando de vida, de libertad, de propiedad y de individuo, pero esta vez, con un especial énfasis en el mercado y en el rol y la participación de la mujer como agente económico, que sin duda alguna tiene una relevancia intrínseca e incluso me atrevería a decir que protagónica en el juego de la demanda y la oferta y en general en la economía. Sin embargo, para que la promoción de la libertad económica desde la óptica femenina sea realmente efectiva y arroje resultados satisfactorios, es indispensable que dicha promoción este fundamentada en la ausencia de la intervención del Estado como agente de fiscalización y control, y que sean justamente los ciudadanos, hombres y mujeres los encargados de fungir como actores relevantes en el juego económico a través del intercambio libre de bienes y servicios.

 

LQMEM: ¿Qué es la ONG “Un Estado de Derecho”?

 

Raquel Lledó: “Un Estado de Derecho” (UeD), es una ONG creada en 2009 por un grupo de profesores, alumnos e investigadores sociales de diversas universidades del país que, desde entonces, ha llevado una labor de difusión de los valores de libertad, como presupuesto indispensable para el progreso y prosperidad de las personas, en especial los más pobres. “Un Estado de Derecho”, tiene un prestigio adquirido en virtud de sus innumerables investigaciones científicas en el ámbito de las ciencias sociales sobre temas tan variados como la independencia judicial, las elecciones auténticas, las violaciones a los derechos de propiedad y expropiaciones, la garantía de los derechos civiles y políticos, la vigencia de los derechos humanos, entre otros temas; con informes bien valorados y utilizados por organizaciones internacionales como la ONU, OEA, Comisión Interamericana de DDHH y la Corte Interamericana de DDHH. También ha desplegado, un importante esfuerzo en la difusión y divulgación de los valores de la libertad, tanto en publicaciones como Individuos o Masa, organización de talleres, foros y entrevistas en todo el territorio nacional.

 

Rogelio Guevara Cantillo

Poder, Economía, Negocios y Sociedad

Caracas, marzo de 2021