Gerónimo Frigerio: "Hacer negocios, para un emprendedor o pequeña empresa debiera ser simple y digital. Hoy sucede todo lo contrario".
Foto: Gerónimo Frigerio.
El especialista en políticas públicas y exfuncionario del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial en Washington D.C., Gerónimo Frigerio conversó en días recientes con Andres Oppenheimer en CNN en Español para ofrecer a la región sus recomendaciones para alcanzar un desarrollo sostenible en América Latina condensadas en su reciente libro titulado Simple. Al respecto en Los Que Mueven El Mundo conversamos con Gerónimo Frigerio desde Buenos Aires, Argentina, sobre el rol del Estado en las economías de América Latina y como las burocracias del continente han exacerbado la pobreza.
Gerónimo Frigerio es un especialista
internacional con veinte años de experiencia en el diseño y la ejecución de
proyectos de desarrollo económico y social en América Latina. Experto en
regulación, estructuración de inversiones y procesos de reforma, es fundador y
director general de la consultora GF Consulting Group, que provee asesoramiento
técnico del más alto nivel en proyectos y estrategias de inversión a gobiernos,
empresas y organismos multilaterales de crédito. Fue presidente del directorio
ejecutivo de Fonplata (2017-2018); especialista abogado del Banco
Interamericano de Desarrollo (2003-2012); funcionario del Banco Mundial y
coautor de Doing Business in 2004. Abogado por la Universidad de Buenos Aires
(1998), tiene una maestría en Leyes -LLM en Finanzas- del Queen Mary College de
la Universidad de Londres (Chevening 2000-2001) y estudios de especialización
en Harvard Business School (2013). Es autor del libro Simple de la
editorial Penguin Sudamericana, publicado en diciembre de 2020.
LQMEM: ¿Por qué las pequeñas y medianas
empresas son la solución al subdesarrollo en Latinoamérica y no las grandes
empresas?
GF: Las pequeñas empresas que incluyen a las micro, pequeñas y medianas, son la llave al desarrollo económico de América Latina. ¿Por qué? Estas pequeñas empresas son prácticamente sinónimo de nuestro sector privado. Representan el 99% de ese sector privado y dan empleo a más del 60% de las personas. Mas aún, si lográsemos sumarle al sector informal, es decir, todos aquellos individuos que hacen negocios por fuera de las reglas del Estado, ese 99% se incrementaría más aún. En contraste, las grandes empresas representan el 1% del sector privado. Sin embargo, ese 1% de grandes empresas aporta el 75% del producto. En términos simples, las grandes empresas son importantes para cada Ministro de Finanzas porque prácticamente le resuelven sus necesidades de recaudación de impuestos. Con esos impuestos los gobiernos después gestionan y redistribuyen. En síntesis, la “asociación” entre el 1% de las grandes empresas y los gobiernos es la base del modelo de desarrollo que ha tenido nuestra región desde siempre.
El planteo que quiero instalar en el
centro de la agenda de todos los países de América Latina, es que, para desarrollarnos,
ya no alcanza con ese modelo. La “asociación” entre el 1% y los gobiernos
fracasó por ser insuficiente. Es necesario pensar con cabeza de 100%, es decir,
facilitar que el 99% de las pequeñas empresas, pueda crecer, hacer negocios y
fundamentalmente crear empleo. En otras palabras, la oportunidad de desarrollo
de todos los países de nuestra región, pasa por desatar el potencial productivo
de nuestras pequeñas empresas que son las que mayor riqueza y aporte al
crecimiento de nuestros países pueden generar, siendo a su vez las principales
creadoras de empleo.
LQMEM: ¿Con el uso de medios digitales
se puede minimizar la burocracia del Estado a favor de las Pequeñas y Medianas Empresas
en la región?
GF: Las pequeñas empresas necesitan
vincularse digitalmente con el Estado. Hacer negocios, para cualquier
emprendedor o pequeña empresa, debiera ser simple y digital. Hoy sucede todo lo
contrario. Cualquier proyecto o emprendimiento que uno quisiera llevar adelante,
requiere de enormes costos, trámites burocráticos que demoran tiempo y procesos
complejos que generan desincentivos. En consecuencia, se evita o elude la
formalidad del Estado todo lo que se puede, no se genera riqueza masivamente ni
se crea empleo. En este marco, nuestra realidad es contundente: pobreza,
desempleo e informalidad son parte de la vida de nuestra región. No importa si
estamos en México, Guatemala o Argentina, los cuellos de botella para emprender
siguen siendo estructurales para la mayoría.
Estamos en 2021: ¿Puede ser que para abrir una empresa aún necesite un abogado, contador, notario público, acceso a los bancos, comprender sistemas impositivos complejos, tramitar licencias presencialmente y recorrer distintas dependencias del Estado para poder generar mi forma de subsistencia? En contraste: ¿no habrá llegado el momento de que pueda abrir mi empresa en un aplicativo desde el celular en el acto, a costo cero y sin requerir servicios profesionales ni pagar altos costos? Las nuevas generaciones ya emprenden por redes sociales, como por ejemplo en Instagram y pueden incluso administrar sus pagos totalmente por fuera de la regulación del Estado. Toda esa creación de riqueza podría crear empleo si estuviera bien regulada. La informalidad con la que convivimos en América Latina es indicativa de nuestras malas reglas. Necesitamos adoptar buenas reglas, es decir, reglas tan simples que aquellos con menor formación las puedan entender. A su vez, necesitamos que esas reglas estén accesibles para ser observadas desde un teléfono móvil, que es la única tecnología que nos conecta a todos en América Latina.
LQMEM: ¿Por qué es tan complicado
desarrollar un modelo de progreso en América Latina si cuenta con muchos
hombres y mujeres talentosos como por ejemplo Argentina, México o Venezuela por
citar solo algunos?
GF: Es complicado desarrollar un modelo
de progreso en América Latina, porque partimos de reglas complicadas. Todos
nuestros países tienen el mismo “origen legal”, es decir, fuimos colonizados en
el mismo tiempo y nos implantaron las mismas malas reglas de origen francés
pensadas para una Europa de hace 200 años. ¿Cómo no podemos aún comprender en
2021 que esas reglas no facilitan que nuestros hombres y mujeres talentosos de
todos nuestros países puedan emprender, generar proyectos y escalar sus
habilidades sin limitaciones?
Las malas reglas, justamente porque son malas
reglas para poder hacer negocios, tienen graves consecuencias: crean malas
instituciones, es decir grandes burocracias, y en consecuencia construyen una
mala cultura de negocios. En América Latina debemos adoptar una buena cultura
de negocios. Para ello, el punto de partida es justamente adoptar buenas
reglas, especialmente reglas simples para hacer negocios que puedan ser
comprendidas por todos, sintéticas y pensadas para reducir costos y
complejidades facilitando la generación de negocios. Adicionalmente, con una
institucionalidad digital, es decir, que los Estados y privados se vinculen a
partir del teléfono celular, podremos sentar las bases para una mejor cultura
de negocios.
“La
oportunidad de desarrollo de todos los países de nuestra región, pasa por
desatar el potencial productivo de nuestras pequeñas empresas que son las que
mayor riqueza y aporte al crecimiento de nuestros países pueden generar, siendo
a su vez las principales creadoras de empleo”.
Gerónimo Frigerio
LQMEM: ¿Por qué tantas décadas sin
aprender en Latinoamérica lo dañina que es la burocracia?
GF: La burocracia es dañina porque evidencia
pobreza y corrupción. Los países más pobres, son los que más y peor regulan.
América Latina tiene burocracia como un indicador claro de fracaso en su
búsqueda de desarrollo económico y social. La burocracia es producto de las
malas reglas. La burocracia también sintetiza la desconfianza que existe entre
el sector público y privado. Tendemos a regular todo con el mayor detalle
posible para evitar que las reglas no se cumplan, pero en ese detalle vamos
creando capas de burocracia que dificultan y encarecen la posibilidad de que
los privados generen riqueza, emprendan y hagan negocios.
Tardamos muchas décadas en aprender la lección porque los procesos de aprendizaje colectivos son más lentos que aquellos individuales. Aprender nuestras lecciones desde los errores lleva sus años y son procesos que no se pueden acortar. Sin embargo, la pandemia ofrece una oportunidad única para acelerar una solución: el fracaso de la región es evidente para la mayoría de los latinoamericanos y contamos con la tecnología, los teléfonos celulares para poder hacer una transición hacia lo digital como nunca antes. En otras palabras, la posibilidad de capitalizar lo que se aprendió está más cercana que nunca antes. Lo más interesante es que esa solución depende justamente de nosotros: los latinoamericanos, que conocemos mejor que nadie nuestros “cuellos de botella” y como resolverlos para facilitarnos la vida a nosotros mismos, especialmente para crear empleo, generar riqueza y establecer las bases de una formalidad a la que puedan acceder todos, pensando en los más pobres.
Foto: Libro "Simple" de Gerónimo Frigerio. Editorial Penguin Sudamericana.
LQMEM: ¿Cómo la pandemia por Covid-19 hará “reinventar” a las empresas en Latinoamérica?
GF: Todos nos vamos a tener que
“reinventar”: individuos, empresas pequeñas, empresas grandes, gobiernos,
sindicatos, abogados, contadores, escribanos, entre otros. Inevitablemente la
pandemia afectó nuestra forma de vida, aceleró nuestra necesidad de digitalizar
lo más posible nuestras formas de trabajo y naturalizó los vínculos virtuales
para colaborar en la actividad laboral. Esa evolución “forzada” no tendrá
retorno. Posiblemente sigamos evolucionando, pero no volveremos a la
“normalidad” de la prepandemia. Este escenario disruptivo, nos da una
oportunidad única: reinventar la relación de los Estados de América Latina con los
más de seiscientos millones de habitantes que convivimos con malas reglas,
burocracia y una incompetencia estatal inaceptable para esta era.
La reinvención nos induce a que seamos más
competitivos, a que nos animemos a emprender, a que seamos generadores de
negocios o de nuestra propia forma de subsistencia en muchos casos. A tal fin,
emprender y hacer negocios debiera ser simple y digital. La herramienta es el
teléfono celular. Ese es el punto de encuentro para la reinvención por delante.
Cuanto antes lo podamos entender e implementar, preferentemente con una visión
regional que expanda nuestro propio mercado interno mejor nos va a ir. Si nos
reinventamos, tendremos un escenario de mayor creación de empleo y menor
pobreza. Si fallamos en entender la oportunidad de reinvención, tendremos mayor
desempleo y peores niveles de pobreza que los que hemos visto hasta aquí.
LQMEM: ¿Cómo los líderes en sus
distintas áreas podrían reinventar la sociedad latinoamericana?
GF: Los líderes de la región debieran
hacer más foco en las ideas que pueden generar desarrollo y menos foco en las
encuestas semanales que miden su imagen. Los encuestadores entienden bien la
coyuntura, pero no necesariamente el proceso de desarrollo económico y social.
Los procesos de desarrollo son multidisciplinarios y demandan integrar
conceptos de economía, ciencia política, derecho, medio ambiente,
adquisiciones, infraestructura, finanzas, relaciones internacionales, entre
muchos otros. En ese marco, los líderes debieran decidir pensando en cómo construir
países y una región con visión de futuro y no con foco en la coyuntura. Nuestra
generación, como ninguna otra en el pasado, debiera hacer un “sacrificio” de
pensar en las generaciones futuras por encima de la nuestra.
Como no le vamos a poder dejar una
región desarrollada a las generaciones que vienen, al menos dejémosles buenas
reglas y la oportunidad de que hagan negocios a partir de sus teléfonos
inteligentes. Las nuevas generaciones como los millenials, centenials y Alpha,
ya son naturalmente digitales y emprendedores. Hay que darles las bases a esas
nuevas generaciones de que lleven a América Latina a una mejor versión. Los liderazgos
de este tiempo y los años por delante definirán el desarrollo o no de la región
en las muchas décadas por delante. Se requerirá visión de futuro y visión de
negocios.
“Es
complicado desarrollar un modelo de progreso en América Latina, porque partimos
de reglas complicadas. Todos nuestros países tienen el mismo origen legal, es
decir fuimos colonizados en el mismo tiempo y nos implantaron las mismas malas
reglas de origen francés pensadas para una Europa de hace 200 años”.
Gerónimo Frigerio
LQMEM: ¿Cómo se crean empleos de buena
calidad con una fórmula “simple”?
GF: La propuesta de reforma abarca el
universo de reglas, instituciones y procesos que inciden en el inicio,
administración y cierre de una pequeña empresa a fin de priorizar el desarrollo
del sector privado como fuente principal de creación de empleo. El foco de la
reforma son las pequeñas empresas, toda vez que estas representan el 99% de la
fuerza productiva de la región y tienen la mayor potencialidad para crear
empleo. Las reformas debieran focalizarse en la secuencia del ciclo de vida de
las pequeñas empresas y priorizar la digitalización de la totalidad de los
procesos a fin de que puedan realizarse en un aplicativo desde el teléfono
móvil.
El objetivo es claro: el sector privado
formal con foco en las pequeñas empresas, debe florecer en toda su capacidad. Cabe
aclarar que el proceso de reforma es continuo. Hasta tanto la creación de
empleo no alcance todo su potencial y la pobreza disminuya a su mínima
variable, la potencialidad de mejora de los servicios a ser prestados por el
sector público seguirá vigente: habrá más costos por reducir, más reglas por
simplificar y más trámites por eliminar o informatizar. Por eso, la secuencia
del proceso para los próximos años tiene que lograr una dinámica de mejora
continua que busque implementar una visión: América Latina sin pobreza.
LQMEM: Se dice “simple” pero, ¿por qué
para América Latina ha sido tan “difícil”?
GF: Hacer negocios en América Latina
tiene que ser sencillo, en particular para los latinoamericanos. En la
actualidad hemos transitado décadas por el camino opuesto: es o se presume
“difícil”. La eficiencia, que no es de “izquierda” ni de “derecha”, debiera
convertirse en el pilar básico para consolidar el mejor clima de negocios en la
región.
En términos concretos, todas las
actividades económicas de cada sector en América Latina debieran hacerse en su
formato más fácil y económico: cada Estado debiera tener un único portal para
todos los trámites. La totalidad de los trámites que dependen del Estado
debieran ser online. La creación de una empresa debiera hacerse en un solo
trámite y vía online, instantáneo y gratuito, para facilitar el inicio
de la actividad económica en la formalidad. El Estado debiera promover una
cultura de contratos entre privados para que ellos mismos regulen sus derechos
y obligaciones. Por ejemplo, plazos y términos de mutuo acuerdo, o alquileres
con plazos y términos acordados por las partes. Simplificar el sistema
impositivo para que individuos y empresas de la región tengan un esquema de
impuestos simple y competitivo, que posiblemente sea un impuesto universal y
plano que no ofrezca interpretación alguna; por ejemplo, impuesto corporativo
del 10% e impuesto único al individuo del 10% de su ingreso. Digitalizar la
totalidad de las actividades comerciales para operar integralmente desde un
teléfono inteligente. La meta es clara: transformar una realidad “difícil” en
“fácil”.
LQMEM: En su país, Argentina, ¿qué recepción
ha recibido del gobierno sobre estas propuestas de su libro Simple?
GF: Nada. El gobierno no ha expresado
opinión sobre las propuestas. La oposición, en sus distintas variantes,
tampoco. En Argentina el tema aún no se ha instalado en la agenda pública. Sin
embargo, tuve oportunidad de profundizar el debate con mayor facilidad en otros
países de la región como Guatemala, Paraguay, Costa Rica, Colombia, Chile,
México, Panamá y El Salvador e inclusive en Belice.
“En
la actualidad hemos transitado décadas por el camino opuesto: es o se presume difícil.
La eficiencia, que no es de izquierda ni de derecha, debería convertirse en el
pilar básico para consolidar el mejor clima de negocios en la región”.
Gerónimo Frigerio
LQMEM: ¿Cuáles son los países de América
Latina que a su parecer van transitando más a lo “simple” y por qué?
GF: Chile, Paraguay, Costa Rica, Uruguay,
Panamá y Guatemala con distintas realidades, parecieran tener más claro, que el
desarrollo del sector privado genera riqueza y crea empleo. Si bien ninguno
adoptó la agenda de “Simple” aún, han hecho mayor progreso en comprender
los beneficios de simplificar reglas y los beneficios de digitalizar procesos
recurrentes. De todas formas, los avances conseguidos hasta ahora son
mayormente modestos. Mirando hacia el futuro, no alcanza con tener la
regulación “menos mala” de la región, sino adoptar “la mejor”, por simple,
digital y menos costosa del mundo. Ese proceso depende de los propios
latinoamericanos. Ese desafío tiene un objeto claro: dejar de ser una región
pobre del mundo con base en nuestro propio trabajo y la posibilidad de generar nuestra
propia solución a la realidad compleja que tenemos.
LQMEM: ¿Cuáles son los países de América
Latina que a su parecer van más lento o involucionando?
GF: Venezuela insiste con un socialismo
del siglo XXI que fracasó en sus variables más importantes. En la actualidad,
Venezuela es más pobre, informal y con mayor desempleo que cualquier otro país
de la región. Pero toda la región sigue fracasando, en mayor o menor medida,
con altos niveles de pobreza, informalidad y desempleo. Uno de cada tres latinoamericanos
es pobre desde hace 50 años. Esa es nuestra realidad. Naturalizamos que haya
gente que nazca y muera en la pobreza. Dejar de ser pobres debiera ser nuestra
primera prioridad regional. A su vez, la pobreza afecta a toda la región. Las
migraciones por causa de pobreza son una realidad que nos afecta a todos. Por
eso la visión en la solución debiera ser regional también.
Rogelio Guevara Cantillo
Poder, Economía y Sociedad
@rogeliogcmundo
Buenos Aires y Caracas, marzo de
2021